Desde el fuerte de Sant Telmo decidimos continuar nuestra visita en calesa. Saúl y Luna estaban ya algo cansados de andar y estaba haciedo mucho calor, así que, después de negociar el precio con el cochero, continuamos viendo los paisajes sentaditos y a la sombra, ¡esto ya es otra cosa! Hicimos parada para ver una enorme campana desde donde se divisaban unas impresionantes vistas.
Nuestro recorrido terminó en un puertecito con "playa" incluída, donde nos dimos nuestro primer chapuzón, que tanto deseábamos. El agua estaba muy clarita y se podían ver un montón de peces. Después de tomarnos unos bocadillitos de jamón serrano (traído de España, claro está) y de tomarnos una cervecita, continuamos nuestra visita cogiendo el autobús hasta Kalkara.
Brindando por tod@s vosotr@s, mientras veo como chapotean en las azules aguas de la costa maltesa.
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