sábado, 7 de septiembre de 2013

Soñamos que viajamos

Otra prueba superada, estamos en el aeropuerto, y con tiempo para pesar las maletas, sacar las cosas de una para meterlas en otra, comernos los bocadillos, y bebernos todos los líquidos.

Ahora volamos, quizás estamos cansados, puede que hayamos corrido, de la rutina escapado, para poder algún día confesar que hemos vivido…

Último día a pedales - Volando vamos



Una familia normal, pasaría su última mañana antes de volar de vuelta a casa, disfrutando de la piscina del hotel, o dando un paseíto por la playa cercana antes de comer algo, y coger un taxi para ir al aeropuerto…


Pero no somos una familia normal, aún tenemos 3 horas en la isla de Malta, y después de dejar todo nuestro equipaje en la luggage room del hotel, nos disponemos a buscar un autobús que nos lleve a una de las playas de arena más grandes de la isla, que se nos quedo por visitar.
El recorrido en autobús es de 40 min.,  tendremos una hora y media de playa, y otros 40 min. de vuelta al hotel si todo va bien.
La playa es de las que en condiciones normales no me hacen mucha gracia, pero hoy hace calor, veo a lo lejos que se alquilan piraguas y barquitos de pedales, y voy para negociar una última excursión…
Navegando a pedales, nos damos los últimos chapuzones, hacemos algunas fotos, y empezamos a mirar el reloj, para dirigirnos a la parada del autobús, que nos lleve de vuelta a casa.



El autobús tarda, y encima descubrimos que el chupireloj de Saúl recién estrenado hoy a hecho aguas a la primera de cambio. Vamos con el tiempo justo, pero aún así volvemos a la tienda de souvenirs donde compramos el dichoso reloj, y después de convincente discurso en inglés con la chica de la tienda, sin ticket y sin envoltorio, conseguimos que nos devuelva el dinero.  Sin perder un segundo subimos la cuesta que nos conduce al hotel, ya con un poco de prisa, recogemos equipaje, y rumbo al aeropuerto, otra vez en autobús.
 
Esperando en la parada, otra vez la cosa se pone tensa, pasan los minutos, y no sabemos si llegará  o no el dichoso autobús. Ya valoramos buscar un taxi, pero no hay rastro de taxis por aquí, y ya con el tiempo ajustado llega el X3, por suerte medio vacío, para meter todas nuestras maletas, y disfrutar del paseo que hace por toda la isla.






Atardecer en Buggiba




Te despiertas de una siesta, un poco empanado, casi sin ganas de nada, pero te das cuenta de que es tu último día de vacaciones, bueno, aún queda la mañana de mañana…
Pero hay que aprovechar el mar. Salimos a dar un paseo, y vemos el gran ambiente que se respira en la calle. Hay futbol esta noche, pero no podremos ver a España, nuestro partido coincide con el Malta – Dinamarca, y los vikingos tienen tomadas las calles. Además un Italia – Bulgaria también hace la competencia…
El chapuzón vespertino nos despierta, y nos permite descubrir nuevos bichos bajo el mar. Cangrejos de color marrón y amarillo, peces con forma de piedra, y otros muchos pescaditos que ya nos son más familiares.
Al salir de la playa, no podemos escapar a los puestecitos del paseo, y nos atrapa una lagartija en el de los tatuajes de henna. Más tarde Saúl se hace con un pedazo de reloj, más grande que su muñeca, a un precio muy asequible…



Compramos unos filetitos, hoy cenamos en el hotel, que para nuestra sorpresa tiene la habitación equipada con cocina y nevera.
Desde la habitación me hago con señal wifi, conecto en rojadirecta, y podemos ver  el partido de España, con tres titulares del Atleti, ganando a los finlandeses…
Antes de acostarnos partidita de mus, que Luna ya se va soltando, Saúl me desafía, Inma juega mejor cada día, y ya se acabó este buen día…

viernes, 6 de septiembre de 2013

En Bugibba comiendo crepes

Esto es Buggiba, un pueblecito de la costa noreste de la isla, donde vamos a pasar nuestro último día en Malta. El lugar es de sol y playa, pero las aguas nos permiten ver cangrejos, erizos y todo tipo de peces junto a la orilla. Luego paseo terracita y mucho ambiente.








La comida, hoy "ligerita", unos creppes de distintos sabores que compartimos en un sitio agradable...













Dejando Gozo

Ya en el puerto, después de coger 2 autobuses, con nuestras maletas, nos despedimos de esta isla que tan gentilmente nos ha tratado. Atras dejamos las aventuras en nuestro jeep, los paisajes increibles, y las inmersiones submarinas.

LLegamos tarde por un minuto al barco, y nos toca esperar un poco. Cuarenta y cinco minutos solamente, pero no tenemos prisa...


Desde el barco pensamos como aprovechar el último día de vacaciones. La mañana se nos va en los traslados, y llegamos al hotel con el tiempo justo para darnos un baño en la piscina, y buscar un sitio para comer algo.












Brindis al sol

Ufff! - A esta película le va quedando poco...

Aprovecho para hacer un "brindis al sol", en primer lugar por la fotógrafa, cuya participación en esta aventura es fundamental, luego por mis dos "soles", en los que incluyo a la Luna, y por los amigos que nos siguen en la distancia, y por los compañeros de trabajo que cubren nuestras ausencias, y nuestra familia que nos echa de menos.

Esta imagen demuestra que después de la tempestad siempre llega la calma, y apenas unas horas después de aquel momento tenso bajo el aguacero en el barquito, pudimos disfrutar de una copa de vino bajo el sol y con un clima agradable...

Hoy volvemos a la isla de Malta. Viaje en autobus al puerto, ferry, y traslado a un hotelito, que nos dará acomodo para nuestra última noche maltesa...

jueves, 5 de septiembre de 2013

ACUATICAS

Algunas sensaciones que nos gustaría compartir con el resto de la galaxia sobre la vida submarina que descubrimos en las islas maltesas:








Los peces tan cerca, tan bien organizados...

















No es un acuario, es el mar, que los habitantes submarinos nos han prestado a ratos para compartir sensaciones, tan frescas, tan azules, tan diferentes al mundo exterior...

La tormenta perfecta in Comino Island

No te lo esperas. Aquí hace buen tiempo siempre. Un par de veces ha llovido, pero apenas nos molestaba, casí agradeciamos el frescor del agua. Pero...

... en el mar todo cambia. Subimos al barco, después de nuestra primera parada en la Laguna Azul, chispeaba, mientras nos comiamos unas patatitas de aperitivo, y nos subimos al barco ya mojaditos. Cuando llegabamos a la segunda parada, la Laguna de Cristal, llovía un poco más fuerte, pero seguía haciendo calor. Aquí el barco fondeaba durante 45 minutos, para que pudiesemos bucear en las aguas cristalinas repletas de pececillos. Casí ningún pasajero parecía tener ganas de volver al mar con aquel más tiempo, pero yo me volví a poner el bañador, y me tiré de golpe, Luna e Inma me siguieron, Saúl más prudente y con un poco de frio se quedó haciendo fotos desde el barco.

En el agua se estaba bien, hasta que después de la tercera o la cuarta inmersión, persiguiendo a los peces con la cámara acuática, al sacar la cabeza, me doy cuenta de que llueve en serio, que digo en serio, llueve a mares...

Salimos del agua, y nos damos cuenta de que ropa y toallas se han mojado en el pequeño barco que nos transporta. Están sirviendo una essalada y entremeses para quienes contrataron la comida a bordo, pero el barco se tambalea como el galeón pirata del parque de atraciones. Nos cambiamos con dificultad mirando al cielo a la espera de una tregua, pero no para de caer agua. El barco anclado espera que el tiempo mejore para poder zarpar, pero aquello no cambia, cada vez más agua, cada vez el barco se mueve más de un lado a otro en la pequeña bahía protegida por las rocas de la costa.

Los niños con frio se acurrucan bajo un pareo, a Inma le gusta la aventura, pero yo ya no le veo la gracia, le preguntó al capitan como está la cosa, y dice que hay que esperar ahí hasta que escampe.

Finalmente parece que podemos continuar el viaje, aunque sigue lloviendo debilmente. Sin embargo giro a babor, retroceso por proa, avanti toda a estribor... ¡QUE NO SALIMOS!. El ancla se ha quedado clavada en las rocas del fondo y después de una y otra maniobra no sale de allí. Frio por la humedad, aunque la temperatura no es mala, cansancio e incertidumbre por estar allí atrapados, nos preguntamos cuanto tiempo podremos estar en esa isla...

Finalmente el joven patrón del barco toma la decisión de sacar la sierra de la caja de herramientas, y nos disponemos a cortar la cadena que amarra el ancla. Unos minutos después ...¡A tomar por culo el ancla! cortamos la cadena y ponemos rumbo de vuelta a la isla de Gozo. Se nos han quedado algunas cuevas sin ver, pero todos los pasajeros están deseando llegar a tierra firme.

Mojados, y comentando lo vivido bajo esta tormenta perfecta, volvemos a nuestra casa, para cambiarnos de ropa y comer algo.


Excursión a Comino

Día nublado, salimos pronto de nuestro apartamento, ya que ayer reservamos una excursión de mediodía a la isla de Comino. Nos llevan en coche hasta el puerto, donde nos espera un barco que en menos de media hora, nos dejará en la Laguna Azul. Este lugar es un remanso de paz de un color azul clarito casí transparente. viajamos con lo básico, una nevera con agua y cerveza, unos sandwiches, toallas, y gafas de bucear, y la silla periódico. Oséa una expedición en toda regla.


Nada más llegar el agua te llama, a pesar de que no tenemos sol, la temperatura es agradable, y saúl y Luna no pierden tiempo para coger las gafas de bucear y lanzarse a compartir ese inmenso acuario con los peces que lo habitan. Inma les sigue, y les veo disfrutar desde lo alto del camino mientras tiro unas fotos. Luego voy con ellos, y cruzó con Saúl los pocos metros que nos separan de otro islote, en el que unaa preciosa cueva natural, protege a la laguna del mar abierto.

Creo que las imágenes hablan por si solas, pero sigue faltando un poco más de luz, porque el día no acompaña. Empieza a chispear, y seguimos un rato más en el agua. El barco nos ha dado menoos de dos horas para disfrutar del lugar, y volvemos a él para continuar el tour, que rodeará la isla, con paradas en los puntos más interesantes.
 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Diving Experience


Hoy lo hemos hecho, esta isla está llena de centros de buceo y de buceadores que van de un sitio a otro. La verdad es que desde cualquier playa puede verse ya un bonito fondo marino.

Hemos contratado un pack familiar, para que Saúl y Luna tengan su primer contacto con el mundo del submarinismo. Cada uno lo vivimos de una forma diferente, y está ha sido nuestra experiencia:
 

 Luna:

Una vez haber contratado el pack y haber investigado un poco mas sobre lo que era eso del submarinismo, me entró el miedo... Estuve temblando hasta que que el instructor de buceo comenzó a explicar, claro que yo, no entendia nada, pero mi padre iba traduciendo cada frase que decia. Por fin cogí confianza, nos dieron un neopreno de nuestra talla junto con unos escarpines y unas aletas, nos cambiamos y nos preparamos para subir a la furgoneta que nos llevaba junto con todo el equipo. Nos sacaron el chaleco y la botella, que por cierto, pesaba lo suyo... Nos acompañaban dos chicos y una chica que fueron a inspeccionar si ese era el mejor sitio para que yo y mi hermano aprendieramos agusto, finalmente decidieron que si, que ese era el sitio. Nos metimos en el agua, escupimos un par de de veces a la máscara para lavarla bien, uno de los chicos se quedó conmigo y con mi hermano para asegurarse de que habiamos entendido bien todo lo que él habia explicado. Nos ponemos en marcha y comenzamos a mover las aletas, al principio, a mi hermano y a mi nos cuesta mas, luego vamos mejor. La botella ya apenas nos pesa, solo tenemos que seguir unas sencillas instrucciones para que todo valla bien y poder seguir viendo pececillos. A mi madre se le mete agua por la nariz y se agobia un poco, entonces decide salirse con uno de los chicos, mi hermano parece que no consigue entender del todo al otro chico que nos acompaña a él y a mi, además se le acaba el aire, por lo que se va con la chica fuera. Ya solo quedamos mi padre, un monitor y yo. Nos salimos en poco tiempo porque a mi tambien se me empieza a acabar el aire. Cuando salgo me ayudan a quitarme el chaleco y la botella que pesan tanto, y mientras tanto mi padre se va con el monitor buceando hasta la otra orilla. A mi la verdad, es que se me hizo muy corto, pero por lo menos ya no tenia miedo.
Ya solo faltaba quitarnos nuestros equipadisimos trajes y claro, pagar.

Saúl:


Yo mañana lo cuento...


Luis:

Cuando miro el pasaporte de buceador y me doy cuenta de que mi última inmersión fué hace tres años, me sorprendo de como pasa el tiempo. Viendo el vídeo de aprendizaje que han puesto para los niños, lo recuerdo todo al momento. Estoy loco por meterme en el agua, hace calor, pero el trayecto en la furgoneta es supercorto. Lo más dificíl es ponerme las aletas, aún me duele un poco la espalda, pero en el agua todo se me pasa. Veo a Saúl y a Luna haciendo ejercicios en la playa, a un metro y medio de profundidad, Inma y yo empezamos a probar el equipo con los monitores que nos acompañan. Todo funciona bien, bueno, todo no. Al poco tiempo de estar en el agua veo que Inma se retira, me dicen que está bien, pero se ha agobiado un poco. Buen luego nos lo contará. Yo sigo con los niños y otros dos monitores, todo fluye, la temperatura del agua es perfecta, y estamos agusto con nuestro equipo, el entorno es bonito, aunque el agua está un poco revuelta por la tormenta de esta mañana, muchas algas. Bajamos casí sindarnos cuenta a nueve metros, para mi que algo menos, y tenemos que subir porque Saúl se ha quedado sin aire. Respira muy deprisa por los nervios; después de bucear otro rato con Luna, ella también sale a la superficie. A mi me queda la mitad de la botella todavía, así que decidimos ir buceando hasta el Centro de buceo, para aprovechar un rato más en el agua. Se ha acabado pronto, me ha sabido a poco, pero es una experiencia compartida que tiene triple valor para todos.

Inma:


Que sueño tengo!!!

Esribo un día después de nuestra experiencia, pues anoche me pudo el cansancio...
Tengo que decir que lo que más me gustó fue poder ver a Saúl y Luna buceando, haciendo todo lo que por señas, debajo del agua, les pedía el instructor (vaciarse la máscara, intercambiarse el respirador...) y luego verlos aletear delante de mí, adentrándose en lo más profundo... Y más tranquila al ver a Luna, que después de decir una y otra vez que ella no iba a bucear, que le daba miedo, se movía como pez en el agua...
Pero también tengo que decir que a partir de un determinado momento, lo llegué a pasar francamente mal. Todo empezó cuando me estaba colocando la máscara antes de meterme en el agua. El pelo se me enganchó en la cinta de la máscara y al ayudarme Luis a desenredarlo, se desajustó,  lo que contribuyó a que la máscara no me quedara tan ajustada a la cara. Durante mucho rato todo iba bien (aunque Luis diga que enseguida salí del agua, la noción del tiempo debajo del agua es distinta), pero de pronto empecé a notar que me entraba agua por la máscara. Eso es algo que puede ocurrir y por eso es básico aprender la técnica de vaciar la máscara inclinando la cabeza hacia atrás y soplando por la nariz. La teoría es fácil, pero hace más de 4 años que no la practicaba. El caso es que después del primer intento, se me llenó aún más la máscara de agua y al intentar soplar con fuerza por la nariz, creo que primero respiré por la misma y noté cómo un enorme trago de agua salada pasaba por mi garganta, por mis pulmones...Fue una sensación muy agobiante. Cuando estás en una playa y de pronto tragas agua, enseguida intentas escupirla, pero aquí todo se complicaba, porque en la boca tenía el respirador. De forma automática, lo que me salía era quitarme el respirador para poder aliviar la garganta, los pulmones...y de hecho, hubo un momento en el que me lo quité, pero enseguida, el buceador que me acompañaba, me hizo señales de que me lo pusiera. Mi respiración se había acelerado mucho y sentía un ahogo grande en el pecho que me dificultaba respirar. Mi compañero de buceo me preguntó por señas si me encontraba bien y yo le dije que no, que quería subir. Poco a poco fui relajándome y respirando con algo más de normalidad, pero aún seguía con cierto ahogo en el pecho. Cuando ascendimos a la superficie, me quedé flotando con el chaleco inflado y me dejé llevar por mi compañero hasta la zona donde podía subir a tierra. Le agradecí su atención y ayuda, aún con las dificultades del idioma. Espero que la próxima vez no tenga ningún incidente y pueda disfrutar más de esta bonita actividad.
Al momento de subir, llegaron Saúl y al poco Luna, los dos contentos con lo que habían vivido, aunque se les supo a poco.

Inland Sea

El mar interior, que nos ha permitido pasar una mañana de cine, es una pequeña laguna, unida al mar mediterráneo por un arco de piedra. Cuando llegas allí, te parece un lugar idóneo para darte un bañito tranquilo y observar algunos pececillos practicando snorkeling. Pero según nadas hacía el arco de piedra natural, te das cuenta de que el sitio es una escultura viva creada por el viento y el agua. La luz intensa que se refleja en el agua proporciona un color azul al mar que no habíamos visto antes...


Junto a la playa, unas pequeñas barcas te cruzan por el arco de piedra, y te sacan al mar, adentrándonos en otras cuevas poco profundas, en las que los colores del agua transparente, del coral del fondo marino, y del sol que brilla nos maravillan durante el paseo.

Estamos viendo la "ventana azul" que visitamos antes de ayer, pero desde el lado contrario, y el paisaje sigue siendo magnifico.




















Coche mojado

La chupa de agua que ha caido esta mañana en un ratito. Y cuando nos hemos puesto en marcha, ya con el día soleado, nos encontramos el techo de nuestro jeep con una bolsa de agua, que nos recuerda al toldo de la caravana...

La mitad me la he tirado encima, así que empiezo el día fresquito...

martes, 3 de septiembre de 2013

Comidas que nos cautivaron

Seguimos cuidandonos...













¡SIN COMENTARIOS!

Un caballo atracado en el puerto

Como si de un barco más se tratará este caballo tomaba un baño en las aguas del puerto, luego vino el dueño le cepilló, lo metió en un remolque y se lo llevo de paseo...

La cueva de Calypso y Ramla Bay

Escursión mañanera a Calypso Cave, que parece ser un lugar referido en la Odisea de Homero, y despertó nuestra curiosidad. La cueva está en mal estado para acceder, y apreciamos más bien las vista de la Bahía, que nos conducirán a una playa de arena, de las que tampoco abundan por aquí.







El día está nublado, de hecho hoy nos despertó la lluvia, raro por aquí. Yo casí lo agradezco, porque la temperatura es muy buena, y el sol ya me empieza a molestar.

Pasamos un ratito agradable, que termina con cervecita y patatas fritas, luego vamos al puerto de Mgarr, desde donde salen los Ferrys para ir a la isla de Comino, estamos preparando una excursión para mañana o pasado, a otro lugar imprescindible de estas islas...
En el puerto nos da la hora de comer, y con la primera cañita degustamos el aperitivo local de pan tostado, con tomate troceadito...